El término “tela no tejida” se ha hecho cada vez más común en nuestros días, para lograr un mejor conocimiento y aprovechamiento de ellas en infinidad de aplicaciones, será necesario conocerlas mejor.
Para hablar de lo que no es, tenemos que iniciar con una explicación básica de lo que sí es, es decir, veamos qué son las “telas tejidas”.

Una tela tejida se compone de hilos o filamentos continuos entrelazados en una forma ordenada y perfectamente definida para formar un sustrato. En la actualidad hay diferentes formas de hacer telas tejidas, las más comunes son los tejidos planos, o sea el telar que casi todos conocen donde hay hilos horizontales y verticales que se cruzan unos con otros. Otra forma muy común es el tejido de punto, este puede ser en máquinas circulares o rectas, su característica es que se van entrelazando los hilos de una forma similar a la que utilizaban nuestras madres o abuelas cuando tejían un tapetito para decorar o una chambrita para el bebé.
Entonces, lo que no es una tela tejida, es una “tela no tejida”, esto es un conjunto de filamentos colocados de forma aleatoria haciendo una colchilla (como una cama de algodón). Los cuales mediante un proceso mecánico y/o químico serán unidos para darle la estructura y formar el sustrato.